Basura en México

La basura en México
En México se recolectan diariamente 86 mil 343 toneladas de basura, ¿puedes imaginar toda esa basura? Es decir, 770 gramos por persona y son generadas principalmente en:


• Viviendas 
• Edificios
• Calles y avenidas
• Parques y Jardines
 La basura es el mayor problema ambiental que enfrenta México, ya que por día se generan más de 100 millones de toneladas de desperdicios que no se manejan de manera adecuada. Los rellenos sanitarios no existen, ya que sólo hay montones de basura que no se degrada porque está almacenada en bolsas de plástico, un material que tarda aproximadamente 400 años en ser asimilado por la naturaleza. Esta basura acumulada, aunque esté bajo tierra, genera gases tóxicos, fauna nociva, ruidos, movimientos de la tierra y olores fétidos. Ahora la Ciudad de México enfrenta una crisis ambiental luego de que las autoridades clausuraran el Bordo Poniente, uno de los basureros más grandes del mundo, porque ha concluido su vida útil y ya no soporta ni un kilogramo más de desechos. Ahora nadie sabe dónde depositar las más de 2 mil 600 millones de toneladas de basura que generan diariamente sus habitantes. En similar situación se encuentran las principales ciudades del país.

Semanas después de cerrar el llamado Bordo Poniente, uno de los basureros más grandes del mundo, la Ciudad de México aún carece de un sitio para depositar sus desperdicios y no se ha encontrado donde colocar 2 mil 600 toneladas de basura que a diario eran arrojadas al antiguo tiradero.

Los vecinos de algunas poblaciones a donde se pretendían enviar los desechos, como Ixtapaluca, Estado de México, han cerrado las carreteras para impedir el paso de los camiones que los transportaban. Además, los alcaldes de Municipios vecinos han dicho que no recibirán los desperdicios en los rellenos sanitarios de sus localidades.

En estas semanas, los desperdicios se han depositado en pequeños tiraderos cercanos a la ciudad, pero su capacidad es limitada y en poco tiempo podrían saturarse, reconocen sus administradores. Hasta ahora las calles de la capital se mantienen relativamente limpias, aunque abundan las quejas de los habitantes por la aparición de basureros clandestinos.

La crisis de los residuos en la Ciudad de México

La recolección de basura en la capital se volvió caótica a partir del 19 de diciembre pasado, cuando el Gobierno local clausuró el basurero conocido como Bordo Poniente, que recibía más de 6 mil toneladas de desechos al día y que se convirtió en uno de los principales generadores de gas de efecto invernadero del país.

La falta de rellenos para almacenar toda la basura que se acumulaba en el Bordo Poniente afectó seriamente al sistema de recolección y provocó la acumulación de desechos en avenidas, parques y monumentos de la ciudad, que se sumaron a los cerca de mil basureros clandestinos ya existentes.

Ambientalistas advierten que la acumulación de residuos sólidos en los terrenos baldíos es uno de los principales problemas que afecta no sólo a la Ciudad de México, sino a todo el país. Dada la imposibilidad de que el servicio público de limpia ingrese a predios particulares para recoger la basura, así como la falta de mantenimiento de estos terrenos por parte de sus propietarios, los problemas de contaminación y propagación de fauna nociva se vuelven significativos y afectan a la salud de la población.

“Para resolver esto, además de que la autoridad implemente medidas como incrementar y mejorar el servicio de limpia, así como llevar a cabo campañas educativas sobre este tema y entre la población, se deben adoptar hábitos de consumo más sustentables, que generen menos residuos sólidos, y  buscar reutilizar y reciclar estos materiales de desecho. También es importante reformar la legislación vigente en materia de residuos sólidos, para que se establezcan obligaciones en cuanto al manejo integral de la basura y se impongan sanciones más duras a quienes no las respeten. De esta manera los propietarios de lotes baldíos estarían obligados a limpiar sus predios y monitorearlos para evitar que se conviertan en los basureros de la colonia”, declaró el pasado 8 de enero a Notimex Roberto Quintero, dirigente en México de la organización ambientalista Greenpeace.

Mientras tanto, Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México,  se ha comprometido a encontrar un sitio para la basura del Distrito Federal. Pero los alcaldes de los sitios más viables mantienen su resistencia.
En el país apenas se reutiliza el 11% de las 86 mil toneladas de basura que se generan al día, a pesar de que el negocio tiene un potencial de 3 mil mdd y de crecimiento de 10% anual. Uno de los problemas es la falta de infraestructura y de compromiso de las empresas. 
A pesar de los beneficios que pueden obtenerse, el reciclaje de residuos se desaprovecha en México, ya que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) apenas se reutiliza el 11 por ciento de las 86 mil toneladas de basura que se generan al día en el país. 
Un ejemplo son los plásticos, donde se da el caso que los materiales reciclados se venden a precios iguales o inferiores a los insumos vírgenes, a menos que las condiciones del mercado reduzcan demasiado los costos de éstos, explicó Camará.

Coca-Coca Company estima que a julio de 2015 con la utilización de materiales reciclados en sus procesos de fabricación a nivel global, se pudo producir el equivalente a más 743 mil barriles de petróleo.

Mercados como el europeo o el estadounidense, con tasas de reciclaje superiores al 40 por ciento, tienen un valor de más de 70 mil millones de dólares y con crecimientos sostenidos del 11 por ciento en promedio anual. Promotora Ambiental (PASA), que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), y Proactiva, en la que la hoy alicaída ICA tenía participación accionaria, dedican sus esfuerzos a la recolección, tratamiento y reciclaje de residuos, los cuales posteriormente comercializan e incorporan nuevamente al proceso productivo.
Debido a las preocupaciones sociales y medioambientales crecientes en materia de residuos en México, muchos investigadores están centrando sus esfuerzos en la comprensión del sistema y en descubrir los puntos de intervención.  Recientemente, los investigadores han trabajado para comprender el sistema de residuos en México mediante el estudio de la composición de los residuos domésticos en diversas regiones. Uno de estos estudios se llevó a cabo en Guadalajara por Bernache - Pérez, et al (2001). ). Este estudio encontró que el promedio de la tasa de generación HSW diaria per cápita fue de 508 g. Los residuos domésticos consistieron principalmente en residuos putrescibles (53 %), de papel (10 %), y de plástico (9 %). La principal fuente de residuos putrescibles era el desperdicio de alimentos, lo que representa el 40.7% de la corriente general de la basura doméstica. Los residuos domésticos representaron el 55.9% de los residuos municipales. Sólo el 2.2% del total de RSU generados en Guadalajara (empaquetar principalmente de residuos) se solucionó para su reciclaje.
Los resultados del estudio Bernance -Perez muestran el potencial para la reducción de casi toda la basura doméstica producida, si se implementaran prácticas simples para el manejo sostenible de residuos.
Todos los residuos putrescibles (desperdicios de comida y restos de poda) se puede compostar y el papel y el plástico se puede reciclar en su gran mayoría. Los programas como el “community-based social marketing” (McKenzie- Mohr, 2000) han tenido éxito en el aumento de la participación en el compostaje y reciclaje doméstico. Sin embargo, muchos investigadores han encontrado que la participación en el reciclaje depende en gran medida de la ayuda estructural e institucional, como el suministro de contenedores de reciclaje en la acera y los contenedores de reciclaje de los hogares (Redman, 2013). Cuando el objetivo es la gestión de la basura doméstica como un punto de intervención, la necesidad de una amplia gama de enfoques que deben adoptarse, incluyendo: proporcionar contenedores de reciclaje, proporcionando incentivos para desviar los residuos de los vertederos, el fomento de una norma social de compostaje, mediante avisos en el punto de acción para aumentar clasificación adecuada, y muchos más.

En México se producen cada día más de 100 mil toneladas de basura doméstica, equivalente a cerca de 37 millones de toneladas anuales de residuos sólidos urbanos vertidos cada año en rellenos sanitarios, basurales o vertederos. La gestión de los residuos se ha centrado en un único aspecto: su eliminación a través de tiraderos, rellenos sanitarios e incineradores, escondiendo el problema sin resolverlo, generando graves impactos ambientales y daños en la salud de las personas, además de impactos paisajísticos. Una vez depositados en los rellenos, los residuos se descomponen lo que conduce a la emisión de miles de compuestos químicos; el proceso de acidificación resultante de la degradación biológica provoca la migración de las sustancias peligrosas . Estos métodos de disposición de la basura ocasionan contaminación ambiental en aire, suelos y agua, como veremos a continuación.
Quemar la basura: peligro tóxico
La quema de basura no es una alternativa para resolver el problema de la excesiva producción de basura, pues genera sustancias altamente tóxicas, persistentes y bioacumulables como las dioxinas y los furanos. Ese tipo de contaminantes generados por la incineración y la gasificación – entre otras tecnologías similares- se acumulan en la cadena alimenticia, y pueden llegar a la leche materna. Se ha demostrado que provocan graves daños a la salud de la población, como cánceres, afectaciones al sistema inmunológico y alteraciones hormonales, entre otras cosas. Por ello, el Convenio de Estocolmo, del cual México es parte, establece que se debe reducir la generación de estos contaminantes hasta alcanzar su eliminación.
Greenpeace promueve la adopción de planes de Basura Cero:
Basura Cero plantea una solución global, del principio al fin del proceso de fabricación de los productos, centrándose no sólo en el tratamiento para que sus componentes se reciclen y se recupere la materia orgánica; sino también en el diseño de los productos, de forma que se alargue su vida útil y sean elaborados con insumos amigables con el ambiente. Implica un cambio en el sistema industrial, a fin de reducir la generación de residuos y recuperar los materiales en vez de eliminarlos.
Basura Cero implica:
Minimizar la generación de residuos,
Maximizar el reuso y reciclaje de los residuos
Eliminar el uso de sustancias tóxicas en los productos, envases y embalajes.
Todo producto, envase o empaque que se pueda convertir en basura es un recurso que jamás volveremos a tener en la Tierra. México pierde 500 mil toneladas diarias de recursos naturales y eso es apenas el 1% de lo que pierde el mundo.
- Basura Problemas y Soluciones, Carlos Padilla Massieu
La transformación de recurso a producto y después a basura consume mucha energía. Las personas creen que la energía es gratis, pero es necesario un esfuerzo humano para transformar un recurso en energía y otro para restaurar el daño que ocasionó la transformación. Hasta la fecha no se está tomando suficientemente en cuenta el costo ambiental que implica todo el proceso.
- Basura Problemas y Soluciones, Carlos Padilla Massieu
Está comprobado que si transformamos más energía de la que realmente necesitamos para vivir con calidad, será mayor el grado de contaminación. No hay en el mundo industria que, directa o indirectamente, no contamine. Se cree que un país industrializado es un país desarrollado; sin embargo, el verdadero desarrollo de un pueblo no está en el grado de industrialización que tenga, sino en las actitudes o conductas que le permitan tener relaciones duraderas con su entorno.
-  Basura Problemas y Soluciones, Carlos Padilla Massieu
En nuestro país, una familia urbana promedio, compuesta por cinco personas, produce un metro cúbico de basura mensualmente. Una familia que consume desordenadamente produce más basura y una familia que compra lo adecuado para vivir produce menos basura.
El ser humano ha producido más basura de 1960 hasta la fecha, que desde la época en que empezó a ser hombre hasta 1960
La producción de basura no es proporcional a la cantidad de seres humanos en la Tierra.
¡La solución es más sencilla de lo que pensábamos.
Sólo tenemos que controlar nuestros residuos y no mezclarlos. De esta manera lograremos no hacer basura.
La contaminación no se produce cuando los residuos están separados, limpios, y son fáciles de manejar.
Los tickets, boletos de cine, eventos, trípticos, flyers son de la basura que más se arroja al piso.
En la calle desaparecen rápido debido a la lluvia, el sol y el viento pero tardan entre 3 y 4 meses en degradarse por complete. Tira lo que no te interesa en los basureros adecuados para que estos puedan ser reciclados o reutilizados.
En la última década, los residuos que más han aumentado a escala mundial son los de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), que han crecido a una tasa del 4%, según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones. México ocupa el tercer lugar en producción de chatarra electrónica en el mundo y su contribución va en aumento: en 2010 cada mexicano desechó entre tres y cinco kilos de RAEE; para 2015, alcanzamos los nueve kilos per cápita. Un diagnóstico realizado en 2010 por el Instituto Politécnico Nacional y el Instituto Nacional de Ecología estimaba que México producía 90,000 toneladas de estos residuos anualmente, cifra escandalosamente superada por las 358,000 toneladas que calculó la Semarnat para 2014 (consideremos que una tonelada es lo que pesan, sumados, 8 mil celulares, 3,330 teclados, 37 televisiones y 135 computadoras de escritorio). Cerca de un 40% del total nacional de estos residuos se produce en la Zona Metropolitana del Valle de México, según el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático. Sólo el 10% de esta chatarra pasa por algún proceso de reciclaje o reúso, el resto se entierra, se quema o se deja en basurales a cielo abierto.
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Y ésta no es cualquier basura: los residuos de eléctricos y electrónicos están catalogados como “peligrosos” por los daños que producen a la salud humana y al medio ambiente, ya que sus compuestos son altamente tóxicos y contaminan agua y aire. A pesar de esto, podría reincorporarse entre el 70 y el 90% de esos dañinos desechos al proceso productivo de aparatos nuevos. ¿Por qué preferimos nadar entre basura tóxica?
El avance tecnológico en aparatos electrónicos y electrodomésticos tiene dos reveses contradictorios, prueba de la irracionalidad del mal llamado “progreso” y de lo falso que es el mito de la tecnología redentora. El primero consiste en que, con el paso de los años, la vida útil de estos aparatos ha ido reduciéndose en vez de aumentar: por ejemplo, desde 2010, el 43% de los celulares del país se desechan alrededor del año de uso; las computadoras, por otro lado, tienen una vida útil promedio menor a los 4 años. El segundo revés es que no contamos con infraestructura, equipo ni técnicas adecuadas para manejar estos residuos de forma segura; estamos muy lejos de tener una tecnología capaz de contener la basura generada por la tecnología misma. El monstruo que hemos creado no es tan rápido como aparenta: producimos desechos a una velocidad que rebasa con mucho nuestra capacidad de procesarlos.
Es cierto, hay que cambiar nuestra forma cotidiana de vivir, consumir y desechar, para cambiar el rumbo irracional que nos arrastra. Pero la toma de conciencia y la congruencia individuales no son tan poderosas como el sistema en su conjunto. Cada uno de nosotros está atado por largas cadenas invisibles que limitan nuestras posibilidades de movimiento y cruzan nuestros destinos con los de personas que jamás conoceremos. Y algunas de estas personas son más cínicas y poderosas que otras. Ante esas cadenas de interdependencia y sus desiguales contrapesos, los mejores esfuerzos son sociales y políticos: la resistencia íntima debe convertirse en fuerza de socialización en la información y la responsabilidad sobre lo que compramos, vendemos, usamos y desechamos.

Hay que exigir a las autoridades que hagan su parte. En México, esto implicaría promover una legislación que obligue a las empresas fabricantes de aparatos eléctricos y electrónicos a hacerse responsables de los residuos que sus negocios producen. Actualmente, según la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, esta responsabilidad se comparte entre los consumidores, distribuidores, productores, usuarios de subproductos y los tres niveles de Gobierno… Es decir que, en la ley, la responsabilidad es de todos; en los hechos, no es de nadie (valga como ejemplo que el Estado mexicano no haya dado una salida adecuada a los 5.7 millones de televisores que se convirtieron en basura tras el apagón analógico; pero, eso sí, regaló cerca de 14 millones de televisiones digitales). La legislación debe incluir una “responsabilidad ampliada” del fabricante para que las mismas empresas den el tratamiento necesario a los residuos peligrosos y se ocupen de reintegrar los materiales aprovechables a las cadenas de producción, como ya se hace en la Unión Europea.



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